"El Adeptus Astartes, junto con la gigantesca máquina de guerra que es el Astra Militarum y el resto de las fuerzas del Imperio, luchan con todo lo que disponen para defender el reino del Emperador. Las fuerzas de los Dioses Oscuros, tanto mortales como demónicas, buscan el dominio destrozando el velo de la realidad y permitiendo que el poder de la Disformidad inunde la galaxia. Entretanto, las razas Xenos (desde los bárbaros Orkos al tecnológicamente avanzado imperio Tau, y desde las antiguas dinastías de los Necrones a sus némesis Eldars) desean ampliar sus territorios entre las estrellas y lucharán contra cualquiera que se cruce en su camino."
Imperio
Caos
Como campeones favoritos de los Dioses del Caos, los Heréticus Astartes gozan de muchas de sus bendiciones, desde una fuerza y resistencia antinatura hasta horribles mutaciones en forma de armas que pueden desollar a sus enemigos con una facilidad enfermiza. Todo tipo de criaturas terribles habitan en la Disformidad, una dimensión infernal en la que las mayores pasiones y miedos de los mortales cobran una forma terrible. Actos de una atrocidad monstruosa o rituales macabros pueden debilitar las barreras entre las dimensiones, liberando en el espacio real pesadillescas incursiones daemónicas lideradas por los Grandes Demonios o Príncipes Demonio, que luchan junto a partidas de Heréticus Astartes y cultistas fanáticos.
Xenos
La Humanidad no es la única raza que vive entre las estrellas. Desde que viajaron por primera vez más allá de su propio sistema estelar, en los primeros días de la Era de la Tecnología, los humanos se han ido cruzando con razas alienígenas, la mayoría de las cuales han demostrado ser bastante hostiles. Aunque algunos Xenos sólo habitan un único planeta, los hay que ocupan un sistema estelar entero o se han extendido incluso por el gran vacío galáctico. Por naturaleza, el Hombre jamás ha compartido sus mundos con los alienígenas, y el derramamiento de sangre ha marcado en todo momento al Imperium.